La Atlántida, mito por excelencia, nos remite a continentes perdidos en el devenir de la historia, legados culturales transmitidos de generación en generación, ajenos a dogmas y panteones imperantes, erigidos en la base del vasto edificio cultural de Occidente.

Privada de grandilocuencia subyace sin embargo en la educación sentimental de todo ser humano otra mitología, personal e intransferible, que surca con irregular trayectoria el exiguo espacio existente entre la boutade y lo sublime, conformando en última instancia su particular forma de encarar los avatares de la existencia a modo de peculiar escudo protector, connivente sonrisa en ristre.

Perdidas ya mi infancia y primera juventud como el sumergido continente, permitidme buscar en su naufragio, si os place, retazos de la generación a la que cronológicamente pertenezco así como de todas aquellas a las que voluntariamente he decidido acogerme al ritmo, voluble, de los misterios desvelados por el implacable Cronos.




sábado, 17 de mayo de 2008

Romeo y Julieta



La mejor adaptación del clásico shakespeariano la filmó Franco Zeffirelli en 1968, concurriendo en esta ocasión tres obras maestras: el texto original, la habitual elegancia escenográfica del director y la soberbia, increíblemente bella partitura compuesta por Nino Rota, la cual se erige en personaje más de esta historia de amor imposible. Nunca antes fue el primer beso más inocente, tan tierno el amor, más amarga la renuncia ni más absoluta la pérdida, todo ello magistralmente expuesto en el tema principal, What is a youth?, marco sonoro del primer encuentro de los jóvenes amantes.

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